(BPT) - Los índices de mortalidad materna y nacimiento prematuro siguen aumentando considerablemente en los Estados Unidos. Según los CDC y March of Dimes, cada año mueren en los Estados Unidos más de 700 mujeres por causas relacionadas con el embarazo, y cada día nacen prematuramente más de 1,000 bebés. Es imposible señalar una causa específica con respecto a esos graves problemas, debido particularmente a lo segmentado que está nuestro sistema de salud. Sin embargo, si se tipifican los protocolos en todo el sistema de salud estadounidense, señalan los defensores de esa idea, podríamos disminuir los daños y mejorar la atención de las mujeres y sus hijos en gestación.
Si bien el concepto “cuidado de la salud” se considera a menudo como algo monolítico, un sistema único que necesita reparación, es en realidad una industria fracturada, compuesta por miles de proveedores de atención médica, aseguradoras y profesionales individuales de la salud. En lo tocante a la atención real al paciente, estas divisiones tienen como resultado enormes variaciones de estado a estado, entre redes de proveedores de cuidados de salud, e incluso entre hospitales y clínicas. Los expertos destacan que esta falta de atención tipificada, particularmente en el caso de las embarazadas y sus hijos en gestación, conduce a menudo a la pérdida de oportunidades de mejores resultados.
Pongamos como ejemplo el caso de la prueba de fibronectina fetal (fFN), altamente efectiva para que los médicos puedan determinar si una mujer con síntomas de parto prematuro corre realmente el riesgo de dar a luz antes de tiempo. El resultado negativo de la prueba fFN equivale a la existencia de una posibilidad menor del 1 por ciento de nacimiento prematuro en los próximos 14 días. Pero a pesar de sus 20 años de efectividad demostrada, la prueba sigue subutilizada. Un estudio reciente revela que solo al 12 por ciento de las mujeres que llegaron al hospital con síntomas de parto prematuro se les administró la prueba fFN como parte de la evaluación de su protocolo de intervención.
¿Cuál fue el resultado? Unas mujeres fueron hospitalizadas innecesariamente, usando recursos vitales e incurriendo en enormes gastos médicos; mientras que otras fueron enviadas de regreso a sus casas cuando debieron ser hospitalizadas. De hecho, al 20 por ciento de las mujeres evaluadas en el estudio que fueron enviadas a sus casas se les presentó el parto en 72 horas. La no utilización de herramientas probadas de protocolos de intervención que contribuyen confiablemente a determinar riesgos de parto prematuro inminente, como la prueba fFN, dio como resultado altas hospitalarias inapropiadas que llevaron a oportunidades perdidas de cuidados críticos.
Cuando se han implementado protocolos tipificados, los resultados han sido altamente positivos. Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), “Los protocolos y listas de verificación han demostrado una reducción del daño en las pacientes gracias a una mejor tipificación y comunicación”. Notablemente, tanto Mayo Clinic como Brigham & Women’s Hospital implementaron protocolos tipificados de intervención que incluyeron la prueba fFN, lo que propició ahorros en costos y mejoró los resultados para las madres y sus bebés.
Y como si el logro de mejores resultados en el paciente no resultara razón suficiente para poner en marcha una atención tipificada, hay también otros beneficios. Varios estudios revelan que Medicaid ampara a cerca del 50 por ciento de los nacimientos prematuros, y que estos nacimientos en general le cuestan cada año a la economía estadounidense más de $26 mil millones. El perfeccionamiento de la atención materna podría reducir esos costos, y aliviar parte de la carga a todo el sistema de salud.
Si bien los expertos reconocen que cada caso de paciente es diferente, y en última instancia necesita atención individualizada, es vital contar con un método tipificado para garantizar la evaluación adecuada y la consideración del tratamiento. Está demostrado que los protocolos basados en evidencias con respecto a las complicaciones relacionadas con el embarazo mejoran los resultados de salud, garantizan la asignación apropiada de recursos, y reducen los costos de cuidados de salud.