(StatePoint) Las sobredosis relacionadas con los opiáceos han alcanzado proporciones epidémicas, llevándose más de 42,000 vidas en los Estados Unidos sólo en 2016. Los médicos que están en el frente de combate están trabajando en sus comunidades con sus pacientes para revertir esta crisis de salud pública.
La Asociación Médica Estadounidense (AMA, American Medical Association) creó un grupo de trabajo sobre opiáceos en 2014, reuniendo a organizaciones médicas nacionales y estatales a fin de desarrollar formas en que los médicos practicantes podrían desempeñar un papel en la finalización de la epidemia. Por ejemplo, el grupo de trabajo instó a los médicos a mejorar su educación.
El último informe de la AMA muestra una respuesta destacada. El año pasado, más de medio millón de médicos y otros proveedores de atención a la salud tomaron cursos relacionados con la prescripción de opiáceos, el manejo del dolor, el tratamiento y áreas afines. La prescripción de opiáceos disminuyó en 22 por ciento entre 2013 y 2017.
A pesar de este avance, las muertes relacionadas con los opiáceos siguen aumentando. ¿Por qué? Los expertos dicen que ningún enfoque de política por sí mismo puede detener la epidemia. Los médicos reducen el suministro de opiáceos recetados. Pero las políticas también deben orientarse a la prevención y el tratamiento. Alrededor del 90 por ciento de quienes necesitan tratamiento contra la adicción son incapaces de obtenerlo.
La ciencia demuestra lo que funciona: algunos medicamentos recetados por un médico o administrados en programas de tratamiento de opiáceos con certificación federal. La combinación de ese tratamiento con la atención médica, la asesoría y otros servicios puede ayudar a que los pacientes con trastorno de uso de sustancias lleven vidas satisfactorias y productivas.
“Los números hablan de una tragedia nacional. Necesitamos actuar con determinación como lo hemos hecho en el caso de otras epidemias de salud pública. Nuestros pacientes diagnosticados con un trastorno de uso de sustancias no merecen menos”, dice la Presidenta electa de la AMA, la Dra. Patrice A. Harris. “La mayoría de las personas están de acuerdo en que necesitamos acceso a tratamientos que incluyen medicamentos, pero eso no está fácilmente al alcance de muchos pacientes. Esta epidemia no se revertirá sino hasta que afrontemos los problemas de acceso a los opiáceos y el estigma asociado con su uso indebido”.
Entre las acciones concretas que deben emprenderse, según la Dra. Harris, tenemos:
• Los proveedores de seguros deben eliminar inmediatamente los obstáculos de modo que los pacientes puedan obtener un tratamiento asequible de medicamentos combinado con asesoría.
• Los responsables del diseño de las políticas y los reguladores deben hacer cumplir las leyes que requieren que los beneficios de salud mental estén a la par de otros beneficios para la salud. Esto da a los pacientes acceso a un tratamiento relacionado con la salud mental y los trastornos por uso de opiáceos.
• Los proveedores de seguros de salud y los administradores de beneficios de farmacia deben asegurarse de que los pacientes tengan acceso a un cuidado del dolor asequible y no opiáceo.
• Los médicos deben registrarse en bases de datos electrónicas que rastreen las prescripciones de sustancias controladas en su estado y utilizarlas. El uso de estas bases de datos permite a los médicos tomar decisiones mejor informadas sobre sus prescripciones. Cuando resulte clínicamente pertinente, los médicos también deben prescribir de modo concomitante naloxona, una droga salvavidas que puede invertir una sobredosis relacionada con los opiáceos.
• Los pacientes y los médicos deben tener conversaciones sobre el almacenamiento y eliminación seguros de los opiáceos y de todos los medicamentos.
• Todos los estadounidenses pueden ayudar a eliminar el estigma en torno a esta epidemia, abogando por una atención integral para los pacientes con dolor y para quienes tienen un trastorno de uso de opiáceos.
Para obtener más información sobre los esfuerzos a fin de poner fin a la epidemia de opiáceos, visite end-Opioid-Epidemic.org.
“Hay muchos motivos para ser optimistas. Los médicos son líderes en áreas donde podemos tener una influencia, pero, desafortunadamente, no podemos poner fin a la epidemia por nosotros mismos”, dice la Dra. Harris. “Queda mucho trabajo por hacer y seguiremos trabajando con los gobiernos federales y estatales, la policía, los aseguradores, los educadores y otros para avanzar”.
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